El estrés es una respuesta natural del organismo ante situaciones que percibimos como amenazantes y es una reacción vital para nuestra supervivencia. No obstante, cuando se vive en constante tensión, el estrés se vuelve peligroso al comprometer la salud física y emocional e impedirnos vivir una vida normal.
Los síntomas más frecuentes del estrés son tensión muscular, fatiga, insomnio, respiración agitada, irritabilidad, aumento o disminución del apetito, dificultad para concentrarse, pérdida de la memoria, entre otros.
A pesar de que es casi inevitable sentirnos estresados antes ciertas situaciones, hay maneras de combatir o atenuar los síntomas con simples prácticas que valen la pena empezar a desarrollar. Algunas de ellas pueden ser:
Lo importante es no hacer caso omiso a los síntomas del estrés para que no se convierta en algo crónico, y nunca dejarnos vencer por los inconvenientes que la vida nos presenta. Al final, como dice el dicho: “todos los problemas tienen solución, si no, no serian problemas”.